Los niños estan preparados para recibir la peor de las noticias, pero no para las mentiras

Carlos tenia tres años cuando su padre murió de forma inesperada en un accidente de tráfico. El inmenso sufrimiento familiar hizo que decidieran apartar a Carlos de todo aquel dolor y aconsejaron a su mama que le dijera que “papa se había marchado en un avión”. La dificultad para poder pensar absolutamente en nada de lo que les rodeaba, les hizo tomar aquella decisión y en aquel momento parecía que era lo mejor para el pequeño.
Con solo tres años el desarrollo cognitivo de Carlos no le permitió hacer preguntas elaboradas sobre lo que le decían. Para él papa se había ido de viaje y volvería más tarde, como lo hace todo el mundo. Mientras papa estuviera de viaje cuidaría de mama hasta que éste volviera y eso pareció que podía ser la mejor solución para evitar el dolor de Carlos.
Pero Carlos fue creciendo y de vez en cuando intentaba hacer alguna pregunta para comprender porqué su papa no volvía como los demás papas de sus compañeros cuando estos se marchaban de viaje.
Tres años después la mama de Carlos se encuentra envuelta en un mar de dudas sobre si aquella fue la mejor solución y nos ha pedido ayuda para poder saber de que forma hay de darle la noticia a su pequeño que actualmente tiene seis años.
La madre nos ha comentado que en estos tres años Carlos ha vivido un infierno mirando el cielo por si dentro del avión que pasaba podía ser en el que viajaba papa. También cada vez que oía por televisión la noticia de un accidente de avión, siempre pensaba que podía ser el de papa y vivía con auténtica angustia una circunstancia que pasaba desapercibida para otros niños. A demás constantemente preguntaba si la gasolina del avión de papa no se gastaba y quería saber donde paraba el avión a repostar para poder verlo.
Lo que Carlos por miedo no ha explicado a nadie han sido sus pensamientos sobre que parte de culpa ha tenido él para que su papa decidiera marcharse en avión y no volver. Algo muy horrible tenia que haber hecho ya que a sus compañeros no les ha ocurrido algo semejante. Preguntas sin respuesta en un niño al que la frase “papa ha tenido un accidente y ha muerto. Estamos todos muy tristes pero estamos juntos”, hubiera evitado un sufrimiento extraño y añadido.
Este último accidente de aviación en el que han desaparecido tantas personas ha sido decisivo para entender que el sufrimiento de Carlos se ha convertido en una agonía ya que ¿quien puede asegurar que su papa no está en ese avión?
La preocupación de su mama le ofrecerá la oportunidad de poder entender y hacer el duelo pendiente por la muerte de papa. Precisamente la palabra muerte le ayudará a dejar de sufrir por algo sin sentido, a dejar el resentimiento atrás y le de permiso para poder dar valor a las lágrimas pendientes por su papa.

Las Fiestas de Navidad. Como pueden ayudar los rituales en el duelo familiar

Cuando pregunto a los niños de las escuelas ¿Que es la familia? juntos nos damos cuenta que se trata de un grupo de personas que sienten interés por cuidarse mutuamente y además laten emocionalmente al unísono. Cuando nace un nuevo miembro, o uno de ellos encuentra trabajo o cuando forman una pareja, todos los demás están contentos. En cambio cuando enferma uno de ellos, o alguno es despedido del trabajo o alguien muere, todos están tristes y sienten dolor. El corazón de la familia late al mismo ritmo y por ello son personas importantes en nuestra vida, queridas y especiales.

Las fiestas de Navidad con su fin de año y Reyes, representan para muchas familias momentos de reencuentro, de compartir la necesidad de pertenecer a MI grupo y sentir cuan importante somos para él.
Las personas jóvenes que se han visto en la necesidad de marchar lejos para encontrar trabajo intentan volver a casa para empaparse de la energía vital generada por el grupo y marchar de nuevo con las pilas cargadas de protección y Amor. Los niños suelen esperar con gran ilusión estas Fiestas, ya que en ellas esperan que pasen cosas especiales como la llegada de un familiar que hace tiempo que no ven y sobretodo lo que les hace disfrutar de verdad del momento es que impere un ambiente de concordia y buen humor.

Son Fiestas llenas de distintos rituales y aunque cada grupo familiar tiene sus propias costumbres, tradiciones y creencias, el reencuentro, las comidas especiales, los regalos y la ilusión suelen ser ampliamente compartidos. Tradiciones que vienen de generaciones pasadas que se intentan conservar y mantener en el tiempo. Por todo ello son tan importantes, precisamente porque son herencia de quienes nos han precedido y de quienes formamos parte.

De alguna forma nos es difícil de imaginar cual es la fuerza, la trascendencia y la influencia que estas Fiestas tienen en nosotros, hasta que uno de los miembros de la familia muere y deja de estar físicamente presente. En este caso toda aquella ilusión se transforma en desgana y normalmente aparece una oposición a celebrar absolutamente nada.
Las familias explican cuanto duele escuchar los villancicos, ver las luces en las calles, los adornos de los balcones y las familias con sus regalos. Les duele recordar como eran las Navidades pasadas y darse cuenta que nada volverá a ser como antes.

Pero a pesar del gran dolor, sigue presente algo mucho más importante que las celebraciones en sí, es el motivo del reencuentro familiar de estas Fiestas el que da sentido a la vida de los presentes y en especial de los ausentes. Estar con el grupo, nuestro grupo familiar promueve el diálogo, la comunicación, la compañía y la sintonía emocional ya que todas las personas que forman parte de él, añoran al mismo ser querido que ya no está y juntos laten y siente por el o ella ya que para siempre formará parte de las vidas de sus familiares.

Podemos hacer que el reencuentro familiar sea realmente especial con sencillas acciones creativas y rituales que precisamente honoren el recuerdo del ser querido. Toda acción tiene una reacción y cuando hacemos algo por alguien muy especial que ha muerto, se transforma en momentos de paz para nuestra Alma. Los rituales solo se hacen a personas que nos importan, que amamos y amaremos para siempre.

Hacer aquella comida que le gustaba, poner ese día una música o canción especial para él o ella, escribir su nombre en la estrella del árbol de Navidad, encender una vela especial y escribir su nombre en ella o hacer entre todos ese pesebre que siempre hacia. En definitiva, tenerlo presente a través de nuestras acciones ayuda a nuestra Alma a conectar con la suya y a sentir un poco de satisfacción en momentos muy dolorosos. Los niños no deben quedar al margen de los rituales, ya que agradecen poder participar, compartir y sentir cuan importante es formar parte del grupo y en especial en estos momentos de dolor.

De corazón… Paz