Las Fiestas de Navidad. Como pueden ayudar los rituales en el duelo familiar

Cuando pregunto a los niños de las escuelas ¿Que es la familia? juntos nos damos cuenta que se trata de un grupo de personas que sienten interés por cuidarse mutuamente y además laten emocionalmente al unísono. Cuando nace un nuevo miembro, o uno de ellos encuentra trabajo o cuando forman una pareja, todos los demás están contentos. En cambio cuando enferma uno de ellos, o alguno es despedido del trabajo o alguien muere, todos están tristes y sienten dolor. El corazón de la familia late al mismo ritmo y por ello son personas importantes en nuestra vida, queridas y especiales.

Las fiestas de Navidad con su fin de año y Reyes, representan para muchas familias momentos de reencuentro, de compartir la necesidad de pertenecer a MI grupo y sentir cuan importante somos para él.
Las personas jóvenes que se han visto en la necesidad de marchar lejos para encontrar trabajo intentan volver a casa para empaparse de la energía vital generada por el grupo y marchar de nuevo con las pilas cargadas de protección y Amor. Los niños suelen esperar con gran ilusión estas Fiestas, ya que en ellas esperan que pasen cosas especiales como la llegada de un familiar que hace tiempo que no ven y sobretodo lo que les hace disfrutar de verdad del momento es que impere un ambiente de concordia y buen humor.

Son Fiestas llenas de distintos rituales y aunque cada grupo familiar tiene sus propias costumbres, tradiciones y creencias, el reencuentro, las comidas especiales, los regalos y la ilusión suelen ser ampliamente compartidos. Tradiciones que vienen de generaciones pasadas que se intentan conservar y mantener en el tiempo. Por todo ello son tan importantes, precisamente porque son herencia de quienes nos han precedido y de quienes formamos parte.

De alguna forma nos es difícil de imaginar cual es la fuerza, la trascendencia y la influencia que estas Fiestas tienen en nosotros, hasta que uno de los miembros de la familia muere y deja de estar físicamente presente. En este caso toda aquella ilusión se transforma en desgana y normalmente aparece una oposición a celebrar absolutamente nada.
Las familias explican cuanto duele escuchar los villancicos, ver las luces en las calles, los adornos de los balcones y las familias con sus regalos. Les duele recordar como eran las Navidades pasadas y darse cuenta que nada volverá a ser como antes.

Pero a pesar del gran dolor, sigue presente algo mucho más importante que las celebraciones en sí, es el motivo del reencuentro familiar de estas Fiestas el que da sentido a la vida de los presentes y en especial de los ausentes. Estar con el grupo, nuestro grupo familiar promueve el diálogo, la comunicación, la compañía y la sintonía emocional ya que todas las personas que forman parte de él, añoran al mismo ser querido que ya no está y juntos laten y siente por el o ella ya que para siempre formará parte de las vidas de sus familiares.

Podemos hacer que el reencuentro familiar sea realmente especial con sencillas acciones creativas y rituales que precisamente honoren el recuerdo del ser querido. Toda acción tiene una reacción y cuando hacemos algo por alguien muy especial que ha muerto, se transforma en momentos de paz para nuestra Alma. Los rituales solo se hacen a personas que nos importan, que amamos y amaremos para siempre.

Hacer aquella comida que le gustaba, poner ese día una música o canción especial para él o ella, escribir su nombre en la estrella del árbol de Navidad, encender una vela especial y escribir su nombre en ella o hacer entre todos ese pesebre que siempre hacia. En definitiva, tenerlo presente a través de nuestras acciones ayuda a nuestra Alma a conectar con la suya y a sentir un poco de satisfacción en momentos muy dolorosos. Los niños no deben quedar al margen de los rituales, ya que agradecen poder participar, compartir y sentir cuan importante es formar parte del grupo y en especial en estos momentos de dolor.

De corazón… Paz